domingo, 4 de octubre de 2009

TECNOLOGIAS PARA EL TRABAJO COLABORATIVO

Las propuestas del módulo tienen que ver con pensar y vivenciar las tecnologías desde un punto de vista colaborativo y a la vez meritocrático.

Objetivos del módulo:


- Estimular el aprendizaje y trabajo en conexión enriqueciendo la toma de decisiones.
- Fomentar la cultura del mérito y la emergencia de una cognición compartida que enriquezca la producción de todos los participantes a partir de nuevas herramientas digitales.
- Hacer extensivo ese conocimiento distributivo y complejo al análisis crítico de formas de vida a distancia (mediadas por software).
- Compartir e intercambiar recursos en la red…

"…las computadoras se han vuelto lo suficientemente inteligentes como para generar en los expertos y en muchos otros una suerte de compulsión por hacerlas omnipresentes. Sin embargo, esto no se debe tanto a los resultados que producen en términos operativos (como querrían hacernos creer los expertos), sino al modo en que circula socialmente la idea de que son la panacea para nuestros males"(Alejandro Piscitelli)




Cuando hablamos de tecnología nos referimos especialmente al matiz ontológico que adquiere esta palabra en la invención de artefactos, en el diseño de objetos, en su apropiación y su uso, así como también en el probable descrédito que el término pudiera provocar.


A lo largo de la historia, los medios de comunicación brindaron experiencias estimulantes, espacios de fantasía y de refugio y ciertos niveles de actividad y participación. La actitud crítica, la percepción activa siempre han existido en los receptores, e indudablemente las subjetividades de los consumidores de medios siempre estuvieron afectadas por su influencia.


Pero las nuevas tecnologías han alcanzado un grado de penetración cualitativamente diferente en las interacciones humanas actuales, de tal forma, que la vida social ya se ha transformado en una vida electrónica o cibervida, y donde gran parte de la vida social se desarrolla en compañía de una computadora o un celular. La comunicación a través de la tecnología, para muchas personas no parece ser un aspecto adicional o paralelo a la vida social, sino el sostén fundamental e irreemplazable de las interacciones con los otros. Si esta tendencia se consolida, la construcción de la subjetividad no será nunca más lo que era.


Se trata de comprender, por ello, las prácticas sociales que inventan a los objetos y al mismo tiempo no descuidar la pregunta sobre si los objetos, por lo menos los más inteligentes, no construyen a las prácticas sociales. Repensar hoy las nuevas tecnologías de información y comunicación dependerá de la forma de apropiarse de ellas, de los potenciales (y concretos) vínculos que puedan tejerse y en especial de su adecuación a los propósitos postulados en el propio aprendizaje.


La cuestión radica en problematizar a las tecnologías como espacios públicos; entornos colaborativos, de co-construcción de ideas, conceptos e interpretaciones, de diseño de nuevos productos, y también como motores principales de la creación y renovación del contexto global que generan las interacciones a distancia, comprender los grandes flujos de información y comunicación con los que convivimos y para pensar/hacer la tecnología como una práctica (actitud) cotidiana e inmanente a nosotros mismos (Scott Lash, Crítica de la Información).


Internet: nace la era de las redes distribuidas

Nos encontramos en un mundo tecnológico, pero sobre todo contorneados por tecnologías en red. Somos seres conectados, somos en y con los otros, somos relacionales, a través de los otros se van generando compromisos, se van dando lugar a nuevas prácticas y relaciones y olvidando otras.

Es a partir de la Web y sus nuevos entornos donde todos estos conceptos se hacen visibles, donde los usuarios producen el valor intrínseco de una red de redes que crece exponencialmente, desde la periferia (los márgenes de la red, la larga cola) hacia el centro (los grandes servidores).


Una RED es un conjunto de elementos conectados entre sí. Nodos conectados por enlaces, que entre sí forman un sistema, cada enlace puede analizarse tanto a nivel espacial como temporal. Las Redes son formas de interacción social, definida como un intercambio dinámico entre personas, grupos e instituciones en contextos de complejidad. Un sistema abierto y en construcción permanente que involucra a conjuntos que se identifican en las mismas necesidades y problemáticas y que se organizan para potenciar sus recursos.


En las redes sociales en Internet, tenemos la posibilidad de interactuar con otras personas aunque no las conozcamos, el sistema es abierto y se va construyendo con lo que cada suscripto a la red aporta, cada nuevo miembro que ingresa transforma al grupo en otro nuevo.
Con Internet conectando, millones de pequeños ordenadores jerárquicamente
iguales, nace la era de las redes distribuidas, que abre la posibilidad de pasar de un mundo de poder descentralizado a otro de poder distribuido.

La blogósfera es el primer medio de comunicación distribuido, entorno informativo en el que se reproducen los presupuestos, las condiciones y los resultados del mundo pluriárquico. Todos pueden publicar, tiende a eliminar la separación emisor/receptor. Su potencia reside en que desaparece la capacidad de filtro. Al contrario del sistema informativo descentralizado nacido del telégrafo, es imposible cortar puentes y controlar la información que llega a los nodos finales mediante el control de unos cuantos emisores.

Así, la gran red global de bitácoras representa el primer medio global de comunicación distribuida y reproduce todas las categorías de la «ética hacker».


Es un medio casi totalmente desmonetarizado. El sistema de incentivos que lo sostiene es similar al del software libre: el prestigio, el número de lectores, el de enlaces y citas publicadas por otros.

Una red distribuida es una topología de red caracterizada por la ausencia de un centro individual o colectivo. Los nodos se vinculan unos a otros de modo que ninguno de ellos, tiene poder de filtro sobre la información que se transmite en la red. Desaparece, por tanto, la divisoria entre centro y periferia característica de las redes centralizadas y descentralizadas. En este sentido, toda red distribuida es una red de iguales, aunque haya nodos más conectados que otros. Aquí la dimensión de la acción depende de quién se sume, de las simpatías. Este sistema se llama pluriarquía y, según los mismos autores, hace imposible mantener la noción fundamental de democracia, donde la mayoría decide sobre la minoría cuando se producen diferencias de opinión.
Con un sistema pluriárquico se entiende por qué en las redes no existe dirección en el sentido tradicional, pero también por qué inevitablemente surgen en su interior grupos cuyo principal objetivo es conferir fluidez al funcionamiento y los flujos de la red. Son grupos especializados en proponer acciones de conjunto y facilitarlas. Estos grupos son los netócratas de cada red, sus líderes en un cierto sentido, ya que no pueden tomar decisiones pero juegan con su trayectoria, influencia e identificación con los valores que aglutinan la red o parte de ella a la hora de proponer acciones comunes.


En la enredadera digital las fuentes aparecen de forma hipertextual y prácticamente en tiempo real, siendo aportadas por los propios protagonistas. Lo importante ahora es la
interpretación y el análisis de la información. Aparece una verdadera esfera pública ciudadana no mediada industrialmente. La red nos permite actuar socialmente a cierta escala sin tener que contar con la mediación de instituciones externas, ser más libres, tener más opciones Se trata de una vertiente más del resultado característico del desarrollo de la sociedad de redes distribuidas: la expansión de nuestra autonomía personal respecto a las instituciones establecidas.



El nuevo sistema de comunicación transforma radicalmente el espacio y el tiempo, las dimensiones fundamentales de la vida humana. Las localidades se desprenden de su significado cultural, histórico y geográfico, y se reintegran en redes funcionales o en collages de imágenes, provocando un espacio de flujos que sustituye el espacio de lugares [yo digo: es el espacio Internet, el no-espacio y no-lugar que diluye las ciudades y establece redes complejas estructural y afectivamente, dando pie a lo que algunos autores llaman redes neuronales]. El tiempo se borra en el nuevo sistema de comunicación, cuando pasado, presente y futuro pueden reprogramarse para interactuar mutuamente en el mismo mensaje. El espacio de flujos [flujos de operatividad] y el tiempo atemporal son los cimientos materiales con los que está construida la nueva cultura, que transciende e incluye la diversidad de los sistemas de representación transmitidos por la historia: la cultura de la virtualidad real, donde el hacer creer acaba creando el hacer.” [Castells, Manuel. La sociedad red)



Un nuevo escenario: el de la colaboración y la competencia


Estamos inmersos en un ecosistema tecnológico, donde las innovaciones tecnológicas actuales son permanentes y constantes, al difundirse, amplía sin límites su poder, al ser apropiada y redefinida por el usuario. Una misma persona puede ser usuario y productor simultáneamente, en Internet, uno puede usar al mail y el chat, pero también subir y compartir fotos, videos o cualquier otro tipo de producción digital.


“Emerge el escenario de la colaboración y la competencia”. En este nuevo escenario, las capacidades que desarrollemos como colectivos respecto a las nuevas tecnologías de la información y comunicación serán claves para el trabajo colaborativo y el aprendizaje en red.Estas características que deben ser tenidas en cuenta por el sistema educativo. La escuela puede dejar de ser una mera consumidora para ser productora colaborativa de información.

BIBLIOGRAFÍA


- Paul Watzlawick, “El sinsentido del sentido o el sentido del sinsentido”.
- Alejandro Piscitelli, “La Web como ecosistema virtuoso/vicioso”.
- Lash Scott, “Crítica de la información”. Buenos Aires, 2005. Caps. 2 y 14.
- Duncan Watts, “Seis grados de separación”. La ciencia de la redes en la era del acceso.
- David de Ugarte, “El poder de la redes”.